En alguna ocasión hemos podido oír que los elefantes tienen una gran memoria, hay una frase popular que dice, “tienes una memoria de elefante”. Esto no tiene ninguna base científica, aunque sí que es verdad que fue motivada por una corriente de investigación a finales del siglo XIX. Pero hoy estoy en condiciones de afirmar que sin lugar a dudas somos los clientes quienes más memoria tenemos, sino escuchen una anécdota que me acaba de ocurrir.
Hace unos años compré a un amable y simpático vendedor un automóvil usado (como no es un post de venganza porque no es mi estilo, me reservo todos los nombres y marcas). Ese simpático vendedor era un gran estafador y mentiroso, mintió sobre cada uno de los aspectos del estado del auto e inclusive luego comprobé que sobre otras cosas también. El concesionario de autos para el que trabajaba, es un grupo muy poderoso que por supuesto luego de la compra me llamó para realizar la tradicional encuesta de satisfacción. Pensé que era mi momento y dije todo lo que tenía para decir, pero como suele ocurrir con estas encuestas son solo para fines estadísticos y de ningún modo para mejorar la satisfacción del cliente o reparar un error. Mientras tanto trataba de contactar a este simpático vendedor que por supuesto nunca me atendió ni devolvió un mensaje, aunque más no sea para pedirme disculpas.
Pasado cinco años estoy tratando de comprar un automóvil, contacto a la marca de modo directo quien me referencia por mi zona un concesionario, este concesionario me asigna un vendedor y adivinen quién es.. si!!... “el simpático vendedor” que había cambiado de empresa.
Mi momento llegó. Siempre llega el momento del cliente quien como supone el dicho tiene memoria de elefante.
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