Por
Marta Lucía Restrepo Torres
Todas las empresas han tenido que vivir de una u otra manera la tensión
de atender a un cliente que dice: No más con usted! Devuélvame mi dinero, pero por favor, no más
con usted. Estas situaciones comerciales son una
oportunidad para comprender en que se
debe mejorar, que espera el cliente de usted y su organización, pero ante todo
como garantizar que sus clientes se recuperen de esas fallas en el proceso de entregar un producto o servicio y que
además continúen siendo sus clientes y
traigan muchos más. Esta
cualidad de los clientes es lo que
permite identificar organizaciones con
mayor o menor capacidad de resiliencia comercial.
La resiliencia comercial por tanto se desarrolla con la práctica del
servicio, la comunicación, el mercadeo y el desempeño del producto. No aparece de la noche a la mañana. Es intencional y ante todo se expresa en el número de
clientes que a pesar de soportar una falla de su organización, deciden perdonarle,
disculparle y continuar comprando su oferta.
¿Qué tienen esas empresas que a
pesar de sus errores, sus clientes las defienden a capa y espada?
Saben escuchar a sus clientes.
Esto significa que le dedican el tiempo necesario a comprender sus preocupaciones,
quejas y reclamos cuando necesitan hacerlo.
Mucha atención: sin prejuicios en relación con el perfil del
cliente. Con todo el esmero que se
merece; haciendo preguntas claras, sencillas,
atendiendo las respuestas, profundizando en ellas, pero ante todo, con una
clara actitud de interés y comprensión.
Saben aceptar su responsabilidad
cuando han cometido un error.
Y además de esto lo expresan claramente, y por todos los medios: por escrito o verbalmente. Reconocen en que se han equivocado, explican
porque se cometió este error y proponen
una solución que repare y beneficie al cliente. Además, se percatan que para el cliente la
solución sea plenamente satisfactoria, y cuando no es posible reparar
el daño, como por ejemplo, la pérdida de un cupo aéreo, compensan el
error de manera concertada con el cliente.
Aceptar el error significa estar dispuesto a mejorar y muchas veces,
deja de manifiesto que las compañías comenten errores porque el factor humano
es falible. Sin embargo, todas las organizaciones
deben tener claridad de los errores que por ningún motivo pueden cometer debido
a sus consecuencias económicas, sociales y morales para cualquier
individuo. En ese sentido todo lo que
usted haga por blindar el riesgo del “error imposible” será una inversión incalculable
frente al riesgo de cometerlo.
Saben revisar detalladamente el
suceso.
Le dedican el tiempo y los recursos necesarios para poder desenredar el
proceso que llevó a cometer el error, y esto es tal vez lo más valioso de
cometer un error: entender porque se comente y de que manera puede aprenderse
de esa experiencia. Construir sobre las
experiencias de los clientes no es lo esperado de una organización orientada a
la calidad, las empresas que se observan desde la experiencia del cliente
aprender cómo mejorar procesos, procedimientos, habilidades de la gente y
competencias técnicas. No se busca con
la resiliencia reconocer únicamente e inspirar solidaridad, se busca aprender y
adquirir fortaleza para modificar y reorientar los procesos asociados con la
entrega del producto.
Saben moverse y ajustarse sin
maltratar a los funcionarios y trabajadores
involucrados.
Esta habilidad le permite a la dirección hacer del error una escuela de
mejoramiento y no una cacería de brujas.
El dato y el hecho, el análisis
de impacto, los riesgos directos y asociados,
las debilidades del proceso distinguen a las compañías con resiliencia
comercial. Por eso en ellas ( las
personas) no hay miedo de reconocer las fallas y al contrario, abunda la
creatividad para hacer la tarea bien
hecha. La forma de pensar que reconoce
el respeto a la persona a pesar del alto nivel de exigencia en el proceso
genera la confianza necesaria para
enfrentar los momentos críticos en el desarrollo comercial del negocio. Ahora bien, en este punto puede volver a
aparecer el cliente: usted debe nuevamente contactarle y comentarle que
gracias a la experiencia compartida con él, la organización ha desarrollado los siguientes avances. Dígalo.
Sea claro, sencillo, y busque involucrar en la solución encontrada al
cliente.
Saben verificar las correcciones
implementadas al proceso.
Esto significa que los hechos no quedan allí no más, en el momento y el
manejo del mismo. Se involucra amplia y
suficientemente el tema a nivel del cambio y la mejora. Se incorpora en la agenda. Se desarrolla seguimiento oportuno y
frecuente de la variable, se valida la satisfacción tanto del cliente como del
equipo que tiene la responsabilidad en el suceso del error.
En general, lo que sí es claro es que una organización que logra hacer
del error un mecanismo de mejora y crecimiento de la satisfacción del cliente,
asume como parte de su filosofía salir de sí misma, proyectarse socialmente e
inspirar el respeto necesario para permitírsele superar momentos difíciles.
Por
Marta Lucía Restrepo Torres
1 comentario:
¡Hola Marta!
Encantado de conocer tu blog. Me parece muy interesante tu post y es que hoy en día es indispensable que las empresas adopten una actitud orientada a satisfacer la experiencia de cliente y para ello es necesario escucharles y adaptarse a lo que demandan. Por otra parte es fundamental el respeto a todos los grupos de interés para lograr esa armonía que llevará a la excelencia en el servicio.
Un cordial saludo
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