En los últimos años, un gran número de empresas ha tratado de retener a sus
clientes mediante las llamadas “tarjetas de fidelización”, que premian a los
clientes leales de la empresa con descuentos y puntos intercambiables por
regalos en función del número y frecuencia de compras realizadas con la tarjeta.
Para muchas de estas empresas, poner en marcha una tarjeta de fidelización
ha sido la forma práctica de implantar el marketing relacional. Sin embargo,
los pobres resultados cosechados por estos programas han demostrado
que la fidelización de clientes debe ir más allá para ser efectiva.
Un programa de marketing relacional debe partir de una decisión estratégica consciente por parte de la alta dirección de una empresa. Implica poner en marcha unos sistemas, mecanismos y procedimientos de actuación que requieren unos recursos especiales y adicionales. Con todo, se aspira a crear y desarrollar unas relaciones más profundas y satisfactorias para las dos partes. En definitiva, se pretende influir positivamente en los clientes para que actúen de una determinada manera que les beneficie tanto a ellos como a la propia empresa. Y una tarjeta de fidelización, por lo general, no basta. Hay que ir más lejos, tratando de sacar el máximo partido de las tecnologías existentes y, en particular, del CRM.
Fuente utilizada: IESE
Un programa de marketing relacional debe partir de una decisión estratégica consciente por parte de la alta dirección de una empresa. Implica poner en marcha unos sistemas, mecanismos y procedimientos de actuación que requieren unos recursos especiales y adicionales. Con todo, se aspira a crear y desarrollar unas relaciones más profundas y satisfactorias para las dos partes. En definitiva, se pretende influir positivamente en los clientes para que actúen de una determinada manera que les beneficie tanto a ellos como a la propia empresa. Y una tarjeta de fidelización, por lo general, no basta. Hay que ir más lejos, tratando de sacar el máximo partido de las tecnologías existentes y, en particular, del CRM.
Fuente utilizada: IESE
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